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—URBANISMO Y ESPACIO PÚBLICO—

Las calles de Esquivel continúan llenas de vida.

Fue en 1955 cuando se instalaron los primeros colonos y 67 años después siguen orgullosos de su pedanía. El proyecto de Alejandro de la Sota tenía en cuenta el lugar donde se iban a asentar las viviendas y las dispuso entre pequeñas calles peatonales y vías rodadas. Esta alternancia de corredores facilita el desplazamiento entre los distintos tipos de tránsito y a la vez consigue que las casas generen sombra una sobre la otra. Por ellas también corre una brisa intermitente que refresca los calurosos días de verano. Las calles peatonales confluyen en plazas con el objetivo de que los habitantes de Esquivel se adueñen de las arterias que oxigenan el poblado.

El espacio público es una extensión del privado, un lugar donde sacar las mesas y las sillas para festejar la llegada del solsticio. Los vecinos se convierten en una gran familia que se reúne en calles y plazas haciendo suyo el pueblo y demostrando que el buen urbanismo, aquel que ha sido pensado con cariño y delicadeza para quien lo va a habitar, puede mejorar la vida en comunidad.

La Fundación Alejandro de la Sota os desea a todos unas felices vacaciones de verano.

· FOTOGRAFÍA: Fundación AdlS y Esther Estevez Parrilla de Esquiveleños por el mundo.

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