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Acto de graduación de arquitectos e ingenieros 2013 CEU

José de la Sota Ríus, gerente de la Fundación Alejandro de la Sota e hijo del arquitecto, el 24 de Mayo de 2013 se encargó de dar el discurso de graduación a los nuevos arquitectos e ingenieros que este año se graduaban en la Escuela Politécnica de San Pablo CEU.

Y dice así:

Es para mí un gran honor participar en este solemne acto de graduación. Debo confesar que es el primero al que asisto. En mi época, cuando uno terminaba la carrera, un funcionario de mala gana te daba un simple recibo del título que había que ir a recoger meses más tarde.  Y ahí se terminaba todo.  Después de unas cervezas con los amigos y el bedel más simpático, llegabas a casa y tu padre, en el mejor de los casos te decía, ¡hombre, por fin! y ahora ¿qué vas a hacer? Normalmente tu ya estabas pensando solamente en el magnífico viaje con los amigos por Europa. Además, las carreras nunca se terminaban del todo, siempre quedaba alguna asignatura o algún trabajo o alguna cosa que difuminaba nuestra salida de la universidad. Como vosotros, tampoco teníamos prisa.

Leer:
Hoy veo todo mucho más solemne y está bien porque la verdad es un momento que pone fin a toda una época y abre otra, la de la toma de decisiones, cientos de pequeñas decisiones que van a formar y conformar vuestro futuro.

Quisiera deciros, aunque sea romper con un tópico, que a partir de ahora empieza lo mejor. Nada de añoranzas pues. Mi experiencia personal y la de muchas personas de mi generación, es que siempre se va a mejor en todo, en autonomía, en creatividad, en entusiasmo, en responsabilidad, en valentía y en capacidad para poner en marcha tus propios proyectos, la mayor satisfacción.  Se terminó el entrenamiento y tienes opciones de saltar al campo de titular. Y, aunque “chuparéis” banquillo y empecéis en equipos de segunda división, eso siempre será mucho más fascinante que estar en la guardería universitaria.

Quisiera dirigirme en primer lugar a los ingenieros que hoy inician su vida profesional. Llegáis en buen momento, porque es vuestro momento. A principios de los noventa, es decir por los mismos años en los que empezabais a gatear, un ministro español dijo que la mejor política industrial es la que no existe. La gravedad de estas palabras no es que las dijera un político, un político de prestigio para más inri, el problema es que era un pensamiento generalizado no solo España, sino Europa. Se empezaba a pensar y a materializar un giro que basculaba la economía hacia los servicios y finanzas, hacia la economía virtual. Nos librábamos de las fábricas poco rentables por la competencia extranjera, deslocalizabamos la producción a países en vías de desarrollo, con mayor rentabilidad, sí, pero con menores controles medioambientales y de calidad, con menores exigencias de justicia social, para quedarnos, se decía, con el diseño y el control de los flujos monetarios. De aquellos polvos vienen estos lodos. Como consecuencia de ello, en estos veinte años el PIB industrial en España y en Europa cayó de manera alarmante y es una de las causas más evidentes de la situación actual. La realidad, veinte/treinta años más tarde es que China ha superado ya a Estados Unidos en número de patentes.

Por tanto,  Europa está ya diseñando un futuro basado en el reto de la reindustrialización inteligente. ¿Qué significa esto? Que Europa apuesta de nuevo por diseñar, por fabricar, construir, distribuir; significa que apuesta porque las PYMES en sectores industriales maduros sean competitivas gracias a la innovación tecnológica y apuesta porque nuevas áreas científicas y tecnológicas se conviertan en motores industriales.  Y para todo eso necesitaremos ingenieros bien formados. Como vosotros.

Estamos hablando de los nuevos materiales y nanotecnología, del grafeno, del magnesio, de los materiales compuestos, de los materiales inteligentes, estamos hablando del sector energético, de las telecomunicaciones y la generación de contenidos y servicios, de las redes tecnológicas que sustentan la nueva sociedad conectada, de la biomedicina como tecnología, de la agricultura de precisión y de todos los cruces, convergencias  e hibridaciones que estos avances van a tener.

Así pues, se os abre un campo intelectual y emprendedor inmenso. Solo hace falta empeño, capacidad, -es decir formación permanente-, y no perderse en las trampas de la desesperanza diseñando una buena estrategia para vuestro curriculo. Vuestra formación en el CEU os capacita para ello, el pertenecer a la primera generación de verdad de españoles globalizados, también; sois nativos digitales y ciudadanos del mundo, sabéis el valor del trabajo colaborativo e intuís y crearéis los nuevos modelos empresariales que conformarán el mundo económico.

A los arquitectos. Soy hijo de arquitecto y, como dice mi madre, en casa somos como los fumadores pasivos, mejor dicho, arquitectos pasivos porque en casa de lo que se hablaba era de arquitectura. Así que conozco un poco el tema.

Lo primero que os tengo que decir es que no necesitáis ninguna burbuja inmobiliaria ni ser cómplices de una época de especulación para ser arquitectos.

Modestamente os diré que mi padre, Alejandro de la Sota,  pasó por la vida y por la vida profesional sin que apenas le rozasen los sucesivos desarrollismos y burbujas –esta no ha sido la primera- que siempre distorsionan y confunden. Y disfrutó muchísimo de su profesión y tuvo “un buen trabajo” en todos los sentidos del que os ha hablado vuestro director.

La segunda cosa es que los arquitectos tenéis una ventaja, seguís siendo “jóvenes arquitectos” hasta los cuarenta año o más. Así pues no tengáis prisa en equivocaros.  Las dos obras iniciáticas de mi padre, el Gobierno Civil de Tarragona y el Gimnasio del Colegio Maravillas las construyó entrados ya los cuarenta.

Pero no quiero alarmar a vuestros padres: desde que terminó la carrera  y hasta el último día de los 82 años que vivió, trabajó con el mismo interés, esfuerzo y disfrute en resolver los problemas arquitectónicos con los que se fue enfrentando.

Y esta es otra cosa que me gustaría señalar. Los arquitectos, como todos, estamos aquí para resolver problemas no para crearlos. Vuestros errores más que en ninguna otra profesión –a excepción de los médicos- perduran demasiado en el tiempo para que no seáis profundamente respetuosos con vuestra profesión.

Y para ello necesitáis fortalecer vuestra cultura y vuestra sensibilidad, que es lo mismo, vuestra responsabilidad y vuestra ética que también son lo mismo.  Estos son los fundamentos de la cultura que ha construido Europa. No os olvidéis de ellos por el temor, por el desánimo o lo que sería aún peor por el desconocimiento y la desidia.

Fomentar vuestra sensibilidad y responsabilidad y seréis muchísimo mejores arquitectos.

Pero el mundo ha cambiado también para vosotros arquitectos.  El CEU ha hecho una apuesta fuerte para que seáis una generación de arquitectos internacionalizada y acreditada, capaz de competir y cooperar globalmente.

Y aunque parezca que si no te encargan una ciudad entera en China, no eres un arquitecto de postín, no perdáis nunca de vista, como decía Alejandro de la Sota “que la importancia de la arquitectura no es otra que la del ambiente que crea: un ambiente es conformador de conductas”. Es decir, vuestra responsabilidad ética y el disfrute por resolver y mejorar la vida de quienes vivirán vuestros edificios es vuestra única, insisto, única responsabilidad. Si no lo creéis así y si no defendéis esto, seréis apartados del negocio porque habrá otros que hagan vuestro trabajo más barato y peor. 

Termino, con dos citas separadas 2500 años y que tienen mucho que ver con lo que he intentado transmitiros:

La primera, es de un historiador, del primer historiador, yo me formé como historiador, Herodoto de Halicarnaso: que nos dice

“tu estado de ánimo es tu destino”.

Y la segunda que  como no podía ser de otra manera, es de Alejandro de la Sota quien se dedicó con intensidad a las cosas que le apasionaban –creo que es el único modelo vital posible- y eso le salvó de los cotidiano, con sus pequeñas alegrías y grandes tristezas:

Al final del libro en el que recogía toda su obra escribió:

«Me gustó siempre hablar de la Arquitectura como divertimento; si no se hace alegremente no es arquitectura. Esta alegría es, precisamente, la Arquitectura, la satisfacción que se siente. La emoción de la Arquitectura hace sonreír, da risa. La vida no”.

Muchas gracias y enhorabuena a todos, Universidad, profesores, padres y estudiantes.  Cuidad vuestro estado de ánimo y disfrutad de vuestra vocación.

José de la Sota Ríus

A:
–       Excelentísimo Señor Don Carlos Romero Caramelo, Gran Canciller de la Universidad CEU San Pablo.

–       Excelentísimo Señor Don Manuel Soroa y Suárez de Tangil, Vicepresidente del Patronato de la Fundación Universitaria San Pablo CEU.

–       Ilustrísimo Señor Don David Santos Mejía, Director de la Escuela Politécnica Superior.

–       Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades.

–       Queridos graduados, familiares y amigos,

colaboradores